Mariana Álvarez, entiende el arte como una herramienta social activa que puede precipitar el cambio.
El arte debe mostrarnos el mundo tal y como es, y el artista no debe huir de esas verdades que le rodean.
Por lo tanto, sus piezas abordan duras escenas del día a día de personas que sobreviven a la escasez y la miseria.
Escenas que quizás imaginamos lejanas, pero que en muchos casos están más cerca de lo que creemos.
Como buena corresponsal, Mariana parte de un ejercicio de documentación previa, en muchos casos tras entrar en contacto con las personas o situaciones que finalmente va a plasmar.
Con la fotografía como base, sus piezas se convierten en un ejercicio perfecto de síntesis estética conjugando muy bien los binomios realismo-abstracción, belleza-crudeza y deleite-compromiso.
Obras construidas por capas de collage, con fondos abstractos y juegos de texturas, de los que destacan las provocativas manchas, derrames y planos de color, todo sutilmente encuadrado mediante la incorporación de ligeras placas de metacrilato.
Piezas estructuradas con un bello equilibrio, en las que cada elemento cumple su función, tiene su peso y su sentido, todo para garantizar que el mensaje, en este caso, el contenido social, llegue al espectador y rompa la barrera de la indiferencia.
Esa verdad queda expuesta ante nuestros ojos y ya no podemos seguir ignorándola: es nuestra realidad, sólo queda reaccionar.